Llevamos ya cerca de cuatro años asistiendo a la inacción de los líderes europeos en materia económica, que está llevando a la zona euro a una tragedia autoinfligida.
El debate de la deuda soberana se cuela todos los días en nuestro menú de mediodía, con la misma cansina melodía. Da pena ver a líderes europeos (o al menos así se dicen) divagar y llorar sobre acciones para reducir la deuda (ninguna concreta), haciendo hincapié en que debemos abrocharnos el cinturón cuando la deuda no es nuestra si no suya. Conviene recordarlo.
Parece que nunca nos hemos preguntado durante esta crisis dónde ha ido todo el dinero de nuestros impuestos en los últimos años…. Porque por ser nuestro dinero, tenemos derecho a saber dónde va, y es que no lo vemos por ningún lado. Nos dicen ahora nuestros queridos administradores que se gastó en no sé qué, y que además como se gastó más en no sé cuánto, que debemos tolerar con ello. ¿Alguien en su sano juicio lo entiende? Semejantes caraduras…..
Pero además de que nadie acepta sus responsabilidades, el culpable de esta crisis debe ser mi abuela, o acaso llegó en un meteorito que impactó con la Tierra… nuestros administradores se empeñan ahora en reducir esa enorme deuda generada recortando aquí y allí.
Pero se olvidan de lo principal: la deuda es cada día mayor porque los estados no generan ingresos por impuestos suficientes y además gastan en prestaciones por desempleo más que antes.
Estudiemos el ejemplo español. Los ingresos por IRPF se mantienen a duras penas al subir las bases imponibles y retirar algunas deducciones, el IVA cae por la caída del consumo, y el de sociedades (el indicador real de cómo se encuentra la economía) está es caída libre. Así las cosas los ingresos siguen disminuyendo. A igual ritmo crecen los gastos por prestaciones por desempleo y otros. Total, si había deuda, cada día que pasa hay más, porque las cuentas, evidentemente, no cuadran.
Y a todo esto, la ocurrencia diaria de los políticos es recortar gastos… ¿para qué? ¿Para seguir frenando la economía y que cada vez se ingreso menos vía impuestos y más personas engrosen las listas del paro, y por ende los gastos corrientes del estado?
Señores, en tiempos de crisis lo que hay que hacer es reactivar la economía y crecer a costa de gastar más y olvidarse momentáneamente de la deuda. Ya habrá tiempo de aumentar los ingresos vía impuestos (sin subir los tipos, o aún bajándolos) y gastar menos vía prestaciones. Hay que favorecer el lado de la demanda, del consumo, de la inversión, y no frenarlo, ¡pero serán burros! Claro, así llevamos cuatro años sin salir del agujero… y los que nos esperan si no cambiamos radicalmente.
Pero no, nuestros administradores, que siguieron el ejemplo de la cigarra y no de la hormiga en los buenos tiempos, ahora ya están colapsados. Sólo se miran su ombligo (que no el de los cinco millones de parados en España) y quieren pagar esa deuda aunque nos sacrifiquen en el altar del Euro.
Como indica Bill Gross, co-fundador de Pimco (el mayor gestor privado de bonos del mundo) sin expansión económica no será posible resolver el problema de la deuda. Gross asegura que el crecimiento es el elixir fundamental para poner remedio a prácticamente toda dolencia económica. El problema es que la mayoría de países desarrollados se preparan para una nueva fase recesiva.
Y sin embargo se obliga a recapitalizar la banca sacando el dinero de no se sabe dónde y quitándolo de lo poco que existe para el crédito a la empresa. Y claro, ¿para qué se recapitaliza la banca? Para que pueda seguir comprando la deuda que colocan los estados.
Los estados sostienen a los bancos con el dinero de los ciudadanos sin preguntarnos si queríamos sostenerlos (al fina y al cabo son empresas privadas como cualquier otra), para que éstos les puedan seguir comprando su deuda. Total, la deuda sigue creciendo y la economía frenándose al sustraer los estados el dinero del crédito para las empresas. Prostitución en estado puro.
La austeridad fiscal que se exige a la mayoría de países no favorece la expansión económica, y por ende al crecimiento. Si no somos capaces de cambiar el paradigma, habrá crisis para rato.
Fernando García
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