sábado, 29 de octubre de 2011

35 años de clicks en España





Llegaron a España en 1976 distribuidos por Famosa, una de las populares fábricas de muñecas con sede en la localidad alicantina de Onil. Entonces se hacían llamar 'Famobil', como todavía los reconocen algunas generaciones que crecieron junto a los clicks. Dos años antes habían nacido en Alemania en el seno de la empresa de la familia Brandstäter.

El salón de Nüremberg fue el primero en mostrar estos 'seres' de plástico de siete centímetros y medio de altura, fuente de imaginación y compañeros inseparables de los más pequeños, extremo impensable cuando Hans Beck, en plena crisis del petróleo, decidió reducir el tamaño de los productos y fabricar unos vehículos de plástico que venían acompañados de unas singulares figuras sonrientes y desprovistas de nariz.

La leyenda de los clicks se inició con los vaqueros, sheriff incluido, los caballeros medievales y una línea de construcción. Después llegaron los indios y también los policías. Como recuerda Carlos Cases, coordinador de Marketing de Playmobil Ibérica, "en 35 años da para cubrir todos los campos, desde la recreación de la vida cotidiana hasta personajes de aventura como piratas o caballeros". Hacia esta vertiente más imaginativa parece caminar la firma alemana con presencia en Onil, hoy asentada en su propia fábrica y con el sello Playmobil.

De las manos de colores a las de tonos carne, de los sencillos prototipos del oeste a las figuras con alas y materiales que brillan en la oscuridad, de un juguete que hacía las delicias de los niños a todo un universo de realidad y ficción para todos los géneros, con una línea creada expresamente para las niñas, con sus muñecas y princesas.

En un amplio catálogo con más de 300 referencias, Playmobil conserva líneas clásicas como policías, bomberos, piratas y caballeros, e introduce otras de reciente creación como las figuras inspiradas en Dragones y Mazmorras, el mundo egipcio o la estrella de la campaña navideña que se avecina, los agentes secretos.

"Cuando Playmobil llegó a España encontró un mercado que estaba cambiando los juguetes tradicionales de madera por otros con materiales más modernos. La variedad no era ni mucho menos la de ahora", apunta el responsable de Marketing de los clicks en la península ibérica.

Muchos de los empleados que hoy forman la plantilla de Playmobil en Onil empezaron con 14 años, cuando la firma alemana aterrizó en España. Uno de ellos es Juan Antonio Mira, jefe de la planta de producción, quien asegura que "nunca podíamos imaginar el fenómeno en que ha llegado a convertirse el juego".

Mira y Cases coinciden en apuntar la trascendencia del popular barco pirata de los clicks en la historia de Playmobil. El primero los ha conocido para todos los gustos y colores y destaca el continuo crecimiento de la producción de esta pieza que "ha arrasado en un país con mucha costa". El segundo recuerda el día en que salió de la cadena de producción la unidad que completaba el medio millón de barcos como el mejor momento de la empresa en sus años de existencia.

El peor momento, en cambio, "está por llegar", ya que Playmobil "sigue fabricando menos juguetes de los que pide la gente", según explica Carlos Cases. Pese a que la demanda sigue superando a la oferta, en el recuento realizado en 2008, último hasta la fecha, había 21.100 millones de figuras Playmobil en el planeta Tierra, lo que triplica la población mundial. Puestos en fila, darían dos vueltas al mundo.

Aceptando el reto de las nuevas tecnologías sin perder la identidad, en los últimos tiempos hemos visto algunas piezas Playmobil con pilas, luces led o mando a distancia y motores opcionales, si bien la amplia mayoría del universo de los clicks sigue levantándose sobre los cimientos de la imaginación.

La receta del éxito permanece intacta. "Los niños nos envían dibujos con los juguetes que echan en falta en nuestro catálogo". Playmobil no solo tiene en cuenta las propuestas, sino que las convierte en base de los bocetos de sus nuevas creaciones, que nunca decepcionan a los fieles, infantes y adultos, y a los miles de coleccionistas que sorprenden con sus dioramas y andan tras la huella de figuras descatalogadas. Es el caso del payaso zancudo que superaba la estatura habitual de los clicks y líneas que habitan en la nostalgia, como "algún que otro circo y las figuras del lejano oeste". Tiempo al tiempo, Playmobil no acostumbra a decepcionar a nadie.

Noticia publicada en el periódico El Mundo  29/10/2011

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