martes, 27 de septiembre de 2011

Juan Campmany: "Un líder debe ser como el flautista de Hamelín"

Winston Churchill, Konrad Adenauer, Charles de Gaulle... fueron políticos que marcaron una época. Con sus discursos y sus acciones embelesaron a todo un pueblo que no sabía hacia dónde caminar y que decidió depositar en ellos sus perspectivas de futuro. ¿Un incierto devenir está frenando la aparición de políticos como ellos?

 «El líder debe ser como el flautista de Hamelín: ha de tener un objetivo y una táctica para conseguirlo», explica Juan Campmany, presidente de DDB España y reconocido en el ámbito político por crear la imagen que impulsó a José Luis Rodríguez Zapatero a la presidencia del Gobierno en 2004.

El publicitario admite que un líder debe ser realista y no fijarse objetivos grandilocuentes que desobedezcan las necesidades de la sociedad. «Un líder ha de saber ir solo un paso por delante de la gente; si va cien pasos más allá se produce una desconexión», opina.

¿Cantera de líderes?

El empresario lleva cincuenta años en el ámbito de la publicidad, periodo en el que ha trabajado para expresidentes de la Generalitat como Jordi Pujol y Pasqual Maragall. ¿Dónde están los líderes del siglo XXI? Campmany admite que la hiperaceleración del momento ha podido quemar a muchos candidatos a liderarnos en el actual contexto económico, y recurre a un símil futbolístico para explicar el porqué: «Si el primer día que sale a jugar, le das la responsabilidad de tirar el penalti y falla, este hombre jamás será ya un líder».

El publicitario repudia el tacticismo político que niega las reformas estructurales por el miedo a perder unas elecciones que están a la vuelta de la esquina; temor que, opina, fomenta el recelo del colectivo a confiar en alguien. «No son capaces de asumir –matiza– que tendrán gente a favor, pero también en contra».

En su opinión, vivimos «una verdadera crisis de liderazgo mundial», que bien podría estar fomentando el individualismo en las sociedades modernas. «La gente piensa en ella porque no hay liderazgos claros», atribuye. «Es el momento ideal para que aparezcan; vivimos una situación no aceptada por la gente que demanda un cambio», explica.

Campmany quiere acabar con el manido tópico de que se puede crear un líder de la nada, y asegura: «Es fabricable en un 30%, el 70% son capacidades innatas». Eso sí, «aunque a veces sea difícil, nada es imposible de vender».

La falta de líderes políticos contrasta con la buena salud de la que goza el tejido empresarial en este sentido. Preguntado por quién encarna mejor los atributos de un líder en el sector bancario, Campmany no titubea: Emilio Botín. «Él es carismático; el resto son buenos gestores, pero no gozan de estos atributos», retrata.

Junto al nombre de Botín aparecen otros grandes empresarios, como Amancio Ortega y Steve Jobs. Ambos decidieron hace escasos meses ceder el control de la gestión en las empresas que fundaron. Campmany no entra a valorar sobre cómo se han producido estos relevos, pero alerta: «En cualquier empresa hay un líder y, cuando no aparece, ésta se resiente hasta que otra persona no coge el testigo».

Dónde manda España

El empresario admite no tener la fórmula para que España salga de la crisis, pero sí pone luz a aquellos sectores que deben potenciarse. «No tenemos un posicionamiento claro como país más allá del turismo; hay que seguir siendo líderes en este sector, pero necesitamos algo más», asevera.
«El vino, el aceite... tenemos fortalezas que no se están aprovechando», resume. Además, «contamos con múltiples fábricas de coches por España, pero ¡no vendemos que somos un país industrial!». En su opinión, «no hay un liderazgo en el sector para ponernos como país puntero en el sector de la automoción».

Noticia publicada en el periódico Expansión, España. 27/09/2011

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