Después
de la ducha de la mañana
con agua caliente regalada por la energía
solar que recupera nuestra casa, he repasado las tareas pendientes en la
pantalla de cristal que ocupa toda la pared de mi habitación. Bueno, ya tengo todo lo necesario en
la nube, lo ha subido mi asistente personal que llevo en la muñeca. Hoy le he puesto una voz muy
femenina....
Me marcho en mi vehículo
eléctrico, qué comodidad, ni un ruido por la ciudad.
Me contaba mi padre el ruido y la contaminación
que había
antes. Puf, no sé
cómo podían soportarlo. Qué invento esto de la inducción para cargar las baterías del auto, con cinco minutos basta
para varios días.
Bueno, me voy. A ver si ahorro un poco y me compro uno de esos
coches con pila de hidrógeno.
Así fardo un poco, jejeje.
Voy a ver a mi padre, trabaja en gestión y logística
de energías
móviles. Antes lo hacía en una compañía petrolera, pero ahora ya casi nadie
consume hidrocarburos y la empresa no va nada bien. Entre los costes del petróleo, y los impuestos de contaminación sale muy caro y da mala imagen. Sólo se usan esos vehículos en el tercer mundo.....
Al principio achacaron los malos resultados a la gran crisis
de hace quince años,
pero después,
cuando se produjo la recuperación
y el gran crecimiento a partir de 2018 la empresa no recuperó sus números
debido a la lucha en el mercado entre vehículos
híbridos, eléctricos y hasta solares. Además las Administraciones impusieron los
peajes en las ciudades y los impuestos por contaminación. Fue muy duro para la empresa...
En 2014 los Gobiernos europeos al final se dieron cuenta que
para salir de la crisis debían impulsar el crecimiento. ¿Con qué? se
preguntaron. Y tuvieron la solución. Invertir en el desarrollo logístico de la
energía para desarrollar la movilidad eléctrica y, en menor medida, la solar.
Así crearon grandes planes de inversión para el desarrollo de las
infraestructuras necesarias y subvencionaron la compra de dichos vehículos, ya
que las casas comerciales cada vez ofrecían una mayor gama. Los nuevos empleos
comenzaron a surgir y con ello se alivió la carga del coste por desempleo.
Se creó
una nueva ilusión
en las personas y la semilla generó
un efecto bola de nieve. Nuevas inversiones, nuevas infraestructuras, mayor
empleo, mayor poder adquisitivo..... Cada vez más
rápido, más rápido....
Una nueva era y un nuevo optimismo se abrió tras casi siete años de decepciones y tristezas. Y hasta
eso se transformó
en el deseo de comenzar de cero. Y el nuevo automóvil
que proponían
fabricantes y gobiernos fue un grito de ilusión
y esperanza. Así
que la población
se lanzó
literalmente a cambiar sus antiguos modelos de la crisis por relucientes vehículos no contaminantes, con diseños incluso fascinantes, como el vehículo que proponía Apple.
Y las compañías tuvieron que adaptarse a este entorno que cambió
radicalmente. Y muchas no pudieron hacerlo.....
Fernando García
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