A finales de los noventa, en plena época de las vacas gordas, un
grupo de parroquianos metodistas –encabezados por el ecologista Bill McKibben-
decidió plantarle cara a la vorágine consumista fin de siglo con una
idea rompedora: 'Las Navidades de los 100 dólares'. La idea –afrontar
las fiestas con un exiguo presupuesto de 100 dólares- resonó en los
púlpitos de las iglesias de Nueva Inglaterra.
Decenas de asociaciones se apuntaron a la iniciativa, rechazada por los comerciantes y denunciada como demasiado "radical" por los periódicos locales. El propio McKibben escribió un libro sobre el tema ("Hundred Dollar Holidays") y se defendió de las acusaciones: nada más lejos de su intención que "robar" a los niños la magia y la ilusión de estas fechas...
"Lo que reivindicamos, precisamente, es recuperar el espíritu auténtico de las Navidades, sepultado bajo esta marea comercial que nos incita a consumir por consumir, sin pensar en las consecuencias para nuestro bolsillo y para el bien del planeta. Lo que debería ser una época de celebración y reconciliación, lejos de las tensiones diarias, se convierte al final en uno de los momentos más estresantes del año". Catorce años después de las primeras Navidades de los 100 dólares, McKibben asegura que el movimiento sigue "muy vivo" en el noreste de Estados Unidos y en otros puntos del país. El objetivo sigue siendo más o menos el mismo: escapar al frenesí hiperconsumista, pero incidiendo más en lo que se gana que en lo que se pierde...
"No se trata de dar la espalda a las fiestas, sino de sumarse a la celebración de otra manera. Al limitar nuestros gastos nos volvemos más imaginativos, hacemos regalos con nuestras propias manos, creamos redes de intercambio. Estamos potenciando de alguna manera los lazos de comunidad, perdidos desde que nos convencieron de que hay que subirse necesariamente al coche para ir al centro comercial".
Periodista antes que activista, autor de libros imprescindibles como 'El fin de la naturaleza' o 'La era de la información perdida', McKibben culpa con razón a los medios de este aquelarre anual que en Estados Unidos arranca puntualmente en el Black Friday: "La cobertura que se da al primer día de rebajas es comparable casi con las elecciones presidenciales. Este año hubo incluso heridos a las puertas de los centros comerciales... Es increíble que esto siga ocurriendo cuando tantas familias luchan para llegar a fin de mes".
McKibben está ahora mismo en otra faena de mucho más largo alcance -350.org, la campaña para fijar un límite mundial a las emisiones de CO2- pero sigue mirando con nostalgia navideña aquella iniciativa, que cobra nueva vida en estos tiempos de destrucción ecológica y precariedad económica.
Noticias del Reino Unido: dos de cada tres personas se endeudarán este año para poder efectuar las compras navideñas, según un estudio de YouGov. El 86% de los británicos considera que la presión para consumir por estas fechas es "excesiva", y aún así la maquinaria sigue exigiendo implacablemente que aflojemos la billetera en aras del crecimiento económico.
En España, y a pesar de la crisis, seguimos por cierto muy lejos de las Navidades utópicas de los 100 euros. Según la Unión de Consumidores, y partir de un estudio realizado por la Auditoría Deloitte, nos gastaremos un 2% más que el año pasado por estas fechas: 668 euros por persona (contando regalos, viajes y comidas).
En el marcador europeo, tan sólo los irlandeses (otros que tiran la casa por la ventana), los luxemburgueses y los suizos nos superan en el "sprint" europeo fin de año. El 59% del presupuesto familiar se lo llevarán los Reyes y Papá Noel, aunque la tendencia de este año es el regalo pactado y "útil". Otro dato: parece que las compras compulsivas se reducirán a un 8% de la tarta navideña. Felices fiestas...
Noticia publicada en el periódico El Mundo, España 24/12/2011
Decenas de asociaciones se apuntaron a la iniciativa, rechazada por los comerciantes y denunciada como demasiado "radical" por los periódicos locales. El propio McKibben escribió un libro sobre el tema ("Hundred Dollar Holidays") y se defendió de las acusaciones: nada más lejos de su intención que "robar" a los niños la magia y la ilusión de estas fechas...
"Lo que reivindicamos, precisamente, es recuperar el espíritu auténtico de las Navidades, sepultado bajo esta marea comercial que nos incita a consumir por consumir, sin pensar en las consecuencias para nuestro bolsillo y para el bien del planeta. Lo que debería ser una época de celebración y reconciliación, lejos de las tensiones diarias, se convierte al final en uno de los momentos más estresantes del año". Catorce años después de las primeras Navidades de los 100 dólares, McKibben asegura que el movimiento sigue "muy vivo" en el noreste de Estados Unidos y en otros puntos del país. El objetivo sigue siendo más o menos el mismo: escapar al frenesí hiperconsumista, pero incidiendo más en lo que se gana que en lo que se pierde...
"No se trata de dar la espalda a las fiestas, sino de sumarse a la celebración de otra manera. Al limitar nuestros gastos nos volvemos más imaginativos, hacemos regalos con nuestras propias manos, creamos redes de intercambio. Estamos potenciando de alguna manera los lazos de comunidad, perdidos desde que nos convencieron de que hay que subirse necesariamente al coche para ir al centro comercial".
Periodista antes que activista, autor de libros imprescindibles como 'El fin de la naturaleza' o 'La era de la información perdida', McKibben culpa con razón a los medios de este aquelarre anual que en Estados Unidos arranca puntualmente en el Black Friday: "La cobertura que se da al primer día de rebajas es comparable casi con las elecciones presidenciales. Este año hubo incluso heridos a las puertas de los centros comerciales... Es increíble que esto siga ocurriendo cuando tantas familias luchan para llegar a fin de mes".
McKibben está ahora mismo en otra faena de mucho más largo alcance -350.org, la campaña para fijar un límite mundial a las emisiones de CO2- pero sigue mirando con nostalgia navideña aquella iniciativa, que cobra nueva vida en estos tiempos de destrucción ecológica y precariedad económica.
Noticias del Reino Unido: dos de cada tres personas se endeudarán este año para poder efectuar las compras navideñas, según un estudio de YouGov. El 86% de los británicos considera que la presión para consumir por estas fechas es "excesiva", y aún así la maquinaria sigue exigiendo implacablemente que aflojemos la billetera en aras del crecimiento económico.
En España, y a pesar de la crisis, seguimos por cierto muy lejos de las Navidades utópicas de los 100 euros. Según la Unión de Consumidores, y partir de un estudio realizado por la Auditoría Deloitte, nos gastaremos un 2% más que el año pasado por estas fechas: 668 euros por persona (contando regalos, viajes y comidas).
En el marcador europeo, tan sólo los irlandeses (otros que tiran la casa por la ventana), los luxemburgueses y los suizos nos superan en el "sprint" europeo fin de año. El 59% del presupuesto familiar se lo llevarán los Reyes y Papá Noel, aunque la tendencia de este año es el regalo pactado y "útil". Otro dato: parece que las compras compulsivas se reducirán a un 8% de la tarta navideña. Felices fiestas...
Noticia publicada en el periódico El Mundo, España 24/12/2011
No sé si con 100 dólares es suficiente, pero desde luego es suficiente con muchísimo menos de los que gastamos ahora.
ResponderEliminarEs cierto que ahora compramos porque la Sociedad de Consumo nos empuja una barbaridad, y decimos que "no tenemos tiempo a hacerlo nosotros mismos" y además cada vez tenemos menos recursos para hacerlo "home-made" (claro, de no practicarlo...).
La propuesta es volver a hacer adornos, comidas y regalos nosotros mismos. Comencemos a cambiar poco a poco. El esfuerzo nos reconfortará y valdrá la pena. Seguro.
Un saludo,