El nobel de Economía Paul Krugman denuncia que la retórica pública
"está dominada por los cascarrabias del déficit y los obsesos de la
inflación" y que tanto Europa como EEUU lo que necesitan son "políticas
fiscales y monetarias expansionistas para sostener la economía".
No hay novedad en sus palabras, pero al economista estadounidense Paul Krugman
no le queda otro remedio que repetir el mismo mensaje una y otra vez,
variando el envoltorio y siempre ligado al devenir de los
acontecimientos, al ver que los distintos Gobiernos caminan justo en la dirección opuesta a la que él recomienda.
Según Krugman, en un artículo publicado en el diario El País, "hasta los optimistas ven ahora que Europa se encamina hacia la recesión,
mientras que los pesimistas advierten de que el euro podría convertirse
en el epicentro de otra crisis financiera mundial". Piensa que a esta
situación extrema se ha llegado porque los intentos de los gobernantes
de arreglar las cosas que se torcieron en 2008 no han hecho más que empeorarlas y la madre de todas las culpabilidades la tiene la receta de la austeridad generalizada junto con la obsesión por la inflación del Banco Central Europeo.
"La combinación de austeridad para todos y un banco central enfermizamente obsesionado con la inflación hace que sea básicamente imposible para los países endeudados escapar de la trampa de la deuda y,
por consiguiente, es la fórmula para multiplicar las suspensiones de
pagos, los pánicos bancarios y el desplome financiero", afirma en el
diario de Prisa.
Krugman afirma que se equivocan los líderes europeos al fijar el foco en el gasto elevado en las naciones deudoras. " El auténtico problema es un gasto demasiado reducido en Europa en su conjunto".
Como una de las posibles medidas concretas para cambiar la
preocupante situación por la que atraviesa la economía europea, Krugman
recomienda que el sur de Europa gane competitividad mediante el aumento de los precios en el norte, "aceptando temporalmente una inflación más alta para la eurozona en su conjunto".
"A estas alturas, los mercados han perdido fe en el euro en su
conjunto", afirma el Nobel, quien predice problemas para todos los
países europeos, deudores o no, derrochadores o no, en el presente
contexto.
Volviendo la vista atrás, Krugman, siempre muy crítico con el papel del BCE,
recuerda las palabras que al inicio de la crisis, en 2008, pronunciara
el por aquel entonces presidente del organismo, Jean-Claude Trichet:
"La idea de que las medidas de austeridad pueden provocar un
estancamiento es errónea". Trichet creía que esas políticas inspirarían
confianza, pero no fue así.
Años después los dirigentes insisten en aplicar las mismas fórmulas que, al menos por el momento, no han dado los frutos deseados. A Krugman no se le hace caso. Él continúa alzando la voz, denunciando lo que ve como un gravísimo error.
Noticia publicada en el periódico El Economista, España 04/12/2011
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