domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Por qué no nos han dado los Juegos?

Es curioso que una gran cantidad de gente, y algunos de ellos versados en el mundo del deporte, echen exclusivamente al Comité Olímpico Internacional las culpas por el cuarto fracaso de Madrid en la carrera por los Juegos Olímpicos. El resultado fue peor de lo esperado, porque da la sensación de que lo que ha dolido no ha sido perder, sino hacerlo con Estambul a la primera (¿Es que íbamos a por una derrota honrosa, entonces?) y como digo, las explicaciones desde muchos ámbitos van desde acusar al COI de no respetar sus propias normas (¿Me podría decir alguien cuales son, por cierto?) a, directamente, acusarlos de dejarse sobornar o quizá de recibir comisiones en B. Bien. Dejando aparte que la autocrítica sigue siendo una flor que se da con dificultad en España, me permito exponer mis discrepancias con esa visión.

1)    El COI no tiene norma alguna reglada de elección de sede olímpica. Todos los datos se valoran en conjunto y el proyecto es, simplemente, uno más. Río ganó con el peor la sede de 2016. Madrid se felicita porque su proyecto para 2020 era muy bueno. Lo era, pero hacerlo lo mejor posible es algo que se debe dar por supuesto. En el tenis, hay a veces padres que te preguntan si su hijo puede ser profesional porque juega muy bien. Respuesta: el 1.856 de la ATP o la WTA juegan de maravilla. Pero para llegar a la élite hay que tener otra cosa además. No basta tener un buen proyecto. Hay que convencer de que lo puedes llevar a cabo, porque el papel lo aguanta todo.

2)     La credibilidad del deporte español en el mundo es máxima, pero la de España no. Una candidatura tiene dos patas, la deportiva y la política. La parte deportiva ha trabajado excelentemente en la presentación y promoción de la candidatura. Seguramente buena parte de la segunda línea política lo ha hecho también, pero quien tenía que hablar ante el Senado olímpico no ha sido capaz de convencer de nada. Nuestro deporte presenta unos resultados y la clase política los suyos, que se miden en déficit, falta de economía productiva y seis millones de parados. Si con esas circunstancias dices que puedes organizar el evento más importante y costoso del mundo -aunque sí es cierto que deja réditos- tienes que ser capaz de convencer. Repito: no se ha hecho.

3)     El mundo está globalizado y la información fluye como nunca: los miembros del COI no son esfinges. Saben perfectamente, o si no se les dice por parte de las candidaturas rivales, cual es el estado real de un país en cuanto a paro, corrupción y deuda. Si luego el presidente del Gobierno , que tiene una llave de la caja, habla a los miembros del COI con un discurso mitinero que más parece que los regaña, y la alcaldesa, que tiene la otra, les hace un discurso como para invitar a un grupo de pensionistas de Yorkshire a venir a Madrid, lógicamente desconfían. El COI es la organización más eficiente y poderosa del mundo, que a veces se nos olvida.

4)      El 80% de las instalaciones no están hechas. Están comprometidas a hacerse aunque aquí se emplease la otra palabra. Aquí los proyectos del país eran unos hasta que llegó la crisis y se dio la vuelta a las cosas. Repito: ¿Cómo convences al COI de que pase lo que pase el proyecto no se va a torcer? Con credibilidad y discursos de altura. Ellos saben muy bien de que en España, los mismos que les prometen que eso va a suceder, han articulado otro discurso que da como mérito el haber bajado en un mes 31 parados en un entorno de seis millones, así como la deuda existente de la capital que va a acoger los Juegos. Los discursos de consumo interno no sirven para los no adictos. Y menos para el extranjero. En la candidatura de 1966 figuraba el Estadio de Vallehermoso. Ahora es un solar y no se ha construido nada que lo sustituya.

5)     La Operación Puerto sigue haciendo daño pero no es responsabilidad del deporte sino, de nuevo, del Estado, porque se debe a unas normas judiciales. El deporte español tiene un inequívoco compromiso contra el dopaje pero lo que llega es que el Estado defiende, o ha defendido hasta ahora, a los implicados en la Puerto. Si en la próxima operación, con la nueva ley, ya se actúa de modo racional, igual se echa al olvido esa mancha. Pero de momento no parece suficiente que, de nuevo, se vendan palabras y no hechos. Lo mismo puede decirse sobre la corrupción política, que siempre se barre bajo la alfombra.

6)     El COE ha echado el resto por los Juegos y es una efectiva casa común de los deportistas. Ha podido cometer errores, nadie está libre de ellos, pero su responsabilidad es mínima en relación a la magnitud de lo acontecido. El COI lo juzga todo. Si les presentas a unos dirigentes políticos a los que nunca han visto, que son incapaces de mantener una conversación fluida con ellos y les preguntas por una cosa y te responden con otra, se nota y muestra poca preparación. Samaranch no hablaba inglés cuando empezó sus contactos internacionales y, con más de 40 años, alcanzó un nivel notabilísimo. En la candidatura hay gente que se ha dejado la piel y la vida (como Manuel Cano, que además de amigo es uno de los mejores periodistas deportivos de España) que no merecen lo que han hecho otras personas con su trabajo.

7)      La presentación ha sido desequilibrada en los 'directos': Samaranch hijo, Zabel, Gasol, el príncipe Felipe... demostraron altura olímpica. Rajoy y Ana Botella patinaron. Tienen la llave de la caja, repito. La candidatura de la austeridad, por cierto, llevó a un centenar de personas a Buenos Aires. Un tercio más que las otras.

8)      El COI mira por su negocio, evidentemente. La edición de Atenas 2004 se saldó como un fiasco en términos de imagen. La de Río 2016 es arriesgada y un voto de confianza. Darle ahora los Juegos a una ciudad con más de 7.000 millones de deuda y a un Estado con casi un billón (y que ha pasado en un año del 69% a 84% del PIB), un paro que no se reduce y que entre los jóvenes es el doble que en Turquía, y sin economía productiva apreciable ni recursos propios, era un tercer riesgo. El COI, queda dicho, vela por su negocio. No se les puede culpar de ello. La culpa no es suya ni de nuestro deporte. Ah: seguramente también conocerán el curriculum de la alcaldesa, y que no ha sido elegida por voto popular para ese puesto, lo que ofrece alguna duda no sobre la estabilidad de las instituciones, sino de las personas que las ocupan.

9)      Es contradictorio que si estás vendiendo que tienes el potencial de organizar unos grandes juegos con poco presupuesto, estés además diciendo que los necesitas para salir de la crisis y salvar al deporte de la ruina. Es lógico que el COI haya dicho, por boca de Nawal el Moutawakel, que España debe dedicar esos inmensos recursos y potencial a cosas más importantes que los Juegos. Censurémosla por corrupta, vale, pero es una verdad, más que como un puño, como un puñetazo.

10)  Tokio ofrece una cosa que aquí no teníamos: hechos, más allá de las palabras, un proyecto sólido, eficacia probada y solvencia económica. Están estancados, es cierto, pero es como cuando un millonario dice que está en la ruina. Igual es que en vez de un billón tiene medio. Aquí, ya lo vemos.

11)  Dinero hay: lo hemos dicho en público y como dije en mi anterior blog, si lo invertimos en economía productiva y ese deporte que debían salvar los Juegos, igual salvamos al país y a nuestro deporte de irse al carajo. Pero igual decir esto es demagogia.

12)  Y nadie piense que me alegro por este desastre, porque es una muestra de lo poco que cuenta en el mundo mi país y el de mis hijos. De cómo nos ven. Los Juegos son, evidentemente, una ocasión perfecta para servir de motor de desarrollo, pero hay que demostrar que se es capaz de hacerlo. Estuvo Barcelona 92, pero hace 21 años y habría que hablar bastante de cuanto contaron los fondos de la Unión Europea para la España de aquellos años. Estoy, lo confieso, enfadado con la gente que ha hecho posible que se perdiera esta oportunidad. Lo peor que le puede pasar a una persona es creerse su propia propaganda. A un país, que lo hagan sus dirigentes.

 Por Fernando Carreño.  http://www.marca.com/blogs/tirandoadar/2013/09/08/no-nos-han-dado-los-juegos.html